Como ganarse el cariño de las palomas



Dos son los reflejos condicionados que se crean primeramente en los palomares: uno de ellos es la reacción de las palomas con relación al dueño y otro los sonidos que se produzcan en el palomar al darles su habitual ración de alimento. En muchos casos los colombófilos silban a sus palomas al darles de comer, pero regularmente el sonido es muy parecido en multitud de palomares y así es muy frecuente cooperar para que nuestras palomas entren a otro palomar, donde ya aquerenciadas competirán a favor de otros colores y en contra nuestra.
Todo esto hay que meditarlo y tratar de encontrar la contrapartida las pérdidas causadas por que nuestras aves caen en palomares de mensajeras con un dueño poco ético.
El simple hecho de que una persona entre en el palomar, desencadena una serie de reacciones en nuestras aves. Así ellas sabrán si es la persona habitual y de que humor se presenta, porque ellas están muy pendientes de todos sus actos. Así cabe pensar cual será nuestra actitud desde el momento que ingresamos en el palomar y como queremos que nuestras palomas reaccionen en nuestra presencia. Hay dos casos en los cuales caemos simpáticos a nuestras pupilas; uno de ellos es cuando portamos un poco de alimento preferido por ellas en cada ocasión, y el segundo es entrar y permanecer con ellas un buen rato sin ejercer ninguna acción contra ellas. En ambos casos se acostumbran a nuestra presencia si que se existen y nos verán con cierta naturalidad aunque el menor movimiento será motivo de una reacción y reflejo condicionado.
Algunos colombófilos sagaces tienen la costumbre de proporcionar las semillas pequeñas cada vez que entran al palomar, pero no se las proporcionan en los comederos sino en las perchas y unos cuantos granitos a la vez. De este modo las palomas en cuanto entra el dueño suben a las perchas en lugar de bajar al suelo. Una vez logrado esto se procura dar alimento a la paloma en su propia percha o su nido y se empieza a juguetear con el ave suavemente en su propio lugar. Cuando esto se logra, estamos a un paso de poder tomarlas en la mano con suavidad y ellas no se asusten en lo absoluto.



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